Gabriel apenas había dado un par de mordidas a su hamburguesa cuando escuchó un estruendo ensordecedor. Al principio pensó que era un petardo, pero enseguida se dio cuenta de que algo mucho peor estaba ocurriendo.De repente, hombres armados irrumpieron en el comedor, atacando a todos los que encontraban a su paso. Gabriel apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando su amigo Héctor fue brutalmente asesinado ante sus ojos incrédulos. Las figuras encapuchadas desaparecieron tan rápido como habían llegado, dejando tras de sí un reguero de sangre y muerte.Gabriel se quedó allí, paralizado y sin poder hacer nada más que contemplar el cuerpo inerte de su amigo. En ese momento, comprendió que el mundo en el que vivía no era tan seguro como creía. La violencia y la muerte podían estar a la vuelta de cualquier esquina, esperando a atacar en el momento menos esperado. Gabriel se levantó con una mirada inerte y completamente traumatizado, salió del comedor para solo darse cuenta que su ciudad estaba engullida en el caos y destrucción.
- "No puede estar pasando esto, ¿verdad?"